Blogia
Dark Reed

El tigre se va, pero el miedo permanece

Disculpen la falta de ilustraciónes y artículos, es que ultimamente la rutina me aplasta de una forma tan obsesiva que no he tenído tiempo de entrar. La verdad es que la rutina es una forma de protegernos del miedo al cambio, miedo que se nos ha inculcado desde siempre, ya sea por la sociedad o el gobierno, pero que las personas con algo de práctica han aprendido a abandonar paulatinamente. Justo hoy escuché en un hospital de la ciudad que un niño lloraba, mientras que una madre cercana le decía a su hijo: "Mira a ese niño, está llorando porque lo inyectó el doctor" Yo solo la miraba y pensaba: "Que mujer tan irresponsable. El niño odiará las inyecciónes el resto de su vida, y todo porque ella fue una mala madre que prefería espantar al niño antes que afrontar su deber de mantener al infante quieto".


Y este caso no es único; conozco a una mujer cuarentona a la que su madre "controlaba" diciendole que si no se metía a casa antes de que sonara la sirena del cuartel de bomberos (6:00 PM) un hombre con un costal de harina vacío la derribaría, ataría y secuestraría, y que jamás volvería a ver su casa. La mujer, ahora casada y con tres hijos, no puede levantarse de la cama llegado el anochecer, pues aún tiene la sensación de que unas grandes y callosas manos la toman de los hombros y el cuello, y la halan hacia el piso de su cocina.

Claro, esta clase de miedos pueden catalogarse de infantiles, pero que tal el miedo al fracaso ("Vas a ser un flojo toda tu vida, te vas a morir de hambre"), a volar (" se caen") y a las arañas, perros,serpientes, etc..


O mi favorito ("es que nos van a invadir los fundamentalistas islámicos armados con anthrax"). Todos estos, miedos infantiles que solo sirven a mamis y papis estúpidos (y autoridades gubernamentales) para obligarnos a hcaer lo que ellos quieren ("Vota por mí")

0 comentarios